Ni me iluminé, ni tuve un despertar legendario, ni tengo una historia épica que me haya llevado hasta aquí. Mi camino ha sido el de ir dando los pasos del Ermitaño para, finalmente, poderme ver. Y desde aquí ofrecerme para acompañarte.
Durante mucho tiempo mi vida fue mucho mejor en mi imaginación, ahí nadie podía ponerme límites ni decirme lo que estaba bien o mal. Mientras, en el mundo externo me limitaba a hacer lo que creía que debía. Pura inconsciencia. Pero cuando tu vida se distancia tanto de quien realmente eres en algún momento algo que se rompe. Y así fue.
Desde ese momento mi atención se ha centrado en integrar aquellas capas que no sentía como propias para dejar paso a las más verdaderas. Recorrí -y sigo recorriendo- el camino que poco a poco me permitió escoger desde mí. Y abrí las puertas a aquello que resonaba conmigo; gracias a mis maestras me formé en meditación, tarot y canalización. Y ese fue el punto de inflexión que me ha llevado hasta aquí.
Soy una mujer buscadora, con ojos curiosos hacia el mundo y cómo el ser humano se relaciona con él.
Mi cueva es mi encuentro y regeneración. Soy muy sensible y siempre he tenido un sentir intuitivo en el que ahora confío y valido. Es mi guía interna. Quizás sea la tuya también.
Creo que llevar a la consciencia nuestro mecanismo de supervivencia (el que nos hace sentir pequeñas, no amadas y con miedo), es la clave para entender quiénes somos y cómo vivir más plenas. He comprobado cómo el tarot y la canalización conectan con esta parte inconsciente en la que hay las respuestas. Y he visto y vivido cómo ayudan en momentos de incertidumbre y confusión. No es magia, es atender al inconsciente.
Siento que todas somos una junto con la energía universal y que para sentir la seguridad de expresar tu voz y vivir plenamente es imprescindible la escucha interna. Si así lo sientes, te puedo acompañar a hacerlo.
